La reforma de salud no va a abrumar más a los gobiernos estatales y federales porque estaremos cubriendo a más gente sin seguro.
Controlar el gasto es crucial para la salud fiscal del gobierno federal y los estados. Por ejemplo, los actuales gastos del cuidado de salud consumen 30 por ciento más de los presupuestos locales y estatales que hace 20 años, lo que obliga a los gobiernos a escoger entre reducir servicios y aumentar impuestos.
Y el Consejo de Asesores Económicos dio a conocer recientemente un aleccionador informe sobre el impacto del gasto de salud en el gobierno federal. Encontró que si no hacemos nada para el 2019:
Y el Consejo de Asesores Económicos dio a conocer recientemente un aleccionador informe sobre el impacto del gasto de salud en el gobierno federal. Encontró que si no hacemos nada para el 2019:
- los gastos de salud serán el 21 por ciento del PIB, un quinto de nuestra producción económica.
- el gasto en Medicare y Medicaid será el 8 por ciento del PIB.
- 19 por ciento de la población no anciana, o 54 millones de estadounidenses, no tendrán seguro. El costo del cuidado de quienes no tienen seguro recae en todos nosotros. Las familias con seguro pagan un impuesto escondido de $1000 para cubrir el costo de atención médica no pagada en este país.
Para los trabajadores estadounidenses que dependen del seguro de salud proporcionado por su empleador, el creciente costo significa que incluso una mayor proporción de su compensación será en la forma de beneficios de salud en lugar de paga en efectivo de la que puede disponer. En diez años, el porcentaje estimado de la compensación total del trabajador que se recibirá en la forma de seguro de salud será de 26 por ciento.
Además:
- Los recursos que se gastan en el cuidado de salud no pueden usarse para proporcionar otros bienes y servicios que desean los estadounidenses, como educación, inversión e infraestructura.
- El déficit federal continuará aumentando y, si no se pone en vigor una reforma de salud significativa, será inevitable tomar decisiones dolorosas para resolver nuestra insostenible situación fiscal.
- Por eso el Presidente ha dejado en claro que no va a promulgar una ley de reforma de salud a menos que no empeore más el déficit y tenga una trayectoria estable hasta el fin de la década.
- Tenemos que ampliar la cobertura y reducir los costos para las familias, así como transformar el cuidado de salud para que cueste menos y brinde alta calidad en los años venideros. Añadir más gente a un sistema que no funciona sólo nos costará más a largo plazo.